“Mi mamá no quiere que yo use el celular, pero ella vive pegada todo el día, que no oye a nadie…”. Dos terceras partes de padres están preocupados por la cantidad de tiempo que sus hijos adolescentes se pasan delante de pantallas y a más de un tercio de los padres les preocupa su propio tiempo en lo mismo, dice un estudio de 2018 a 743 adolescentes estadounidenses y 1.058 padres.
En el 2017, el diseñador austríaco Klemens Schillinge presentó un teléfono de sustitución, pensado para superar la adicción a este dispositivo. Ya para ese año se registró que una persona tocaba la pantalla de su celular un promedio de 2.617 veces al día, mientras que una persona adicta lo hacía más del doble, unas 5.400 veces.
Y ya para esa fecha hasta tenía nombre, se llama “nomofobia” y se refiere al trastorno asociado al uso excesivo del celular. Cuando se trata del teléfono inteligente resulta muy fácil la adicción, porque ese pequeño dispositivo recoge un montón de implementos que hemos llegado a considerar “indispensables para el buen vivir”.
Además del sistema de comunicación, tenemos en la palma de la mano la calculadora; reloj; despertador; calendario y agenda; cuaderno de notas; cámara de fotos y de vídeo; grabadora, cronómetro; mapa parlante; radio, televisión; reproductor de música; álbum de fotos y, sobre todo, acceso a internet, ¡que representa un maravilloso mundo virtual!
Sin embargo – aquí llega el, pero- la vida implica asumir responsabilidades y cumplirlas, sobre todo si una se refiere a hijos e hijas y dedicar demasiado tiempo al celular puede interferir con estos compromisos y afectar la calidad de vida.
“Mi mamá/papá siempre está en el celular. Esa palabra la he oído como justificación de niños y niñas que han llegado a la consulta por situaciones de conducta cuando les limitan el uso de las pantallas”, dice la psicóloga Marina Orbe.
“Es una situación compleja, porque ¿cómo puede un padre o una madre exigirle a su hijo/a que suelte el celular, que haga las tareas, que se siente a la mesa a comer, que haga vida familiar, si ese padre/madre no es capaz de salir de esa misma burbuja virtual?”, cuestiona esta profesional de la conducta.
En el caso de los niños y niñas, son vulnerables a la exposición excesiva a la pantalla, ya que se encuentran en pleno desarrollo físico y cognitivo, por lo que asegurar un uso prudente es responsabilidad de las personas adultas, pero ¿qué sucede cuando papá/mamá reconoce que “pasa mucho tiempo en el celular”? y ¿cómo reconocer que ya es “mucho con demasiado” y estamos en etapa de adicción?
Aquí Marina Orbe señala, “Si descuidas responsabilidades como estudios, trabajo, familia, amistades, hasta comer se te pasa, si sientes que si dejas de mirar el teléfono un rato se te puede pasar algo importante, o si te sientes con ansiedad cuando no puedes ver el celular, es posible que estes padeciendo adicción al celular”.
“La adicción a la pantalla, como cualquier otra, puede ser difícil de superar. Sin embargo, existen medidas preventivas que pueden impedir eficazmente su desarrollo tanto en los niños, niñas y adolescentes, como en las personas adultas”, señala Orbe.
Indica que entre las principales sugerencias está evaluar de manera honesta si el teléfono inteligente ha pasado de ser una herramienta útil, a creer que es indispensable, definido esto, puede ayudar establecer límites razonables para su uso y respetarlos; promover un estilo de vida equilibrado que incluya por ejemplo actividades físicas, pasatiempos, deportes, lecturas y/o cocinar, entre otros que resulten interesantes.
También fomentar la interacción cara a cara, con zonas, horarios o actividades libres de pantalla, del mismo modo que se apagaba la televisión a la hora de la comida, se puede establecer como regla dejar a un lado el celular en determinados momentos; tener actividades familiares; crear clubes familiares de lectura que propicien las conversaciones y, además, tomar en cuenta que, como padre o madre, es muy importante dar ejemplo.
Estas recomendaciones no son infalibles, requieren paciencia y un esfuerzo constante, sin embargo, pueden reducir significativamente la probabilidad de que se desarrolle una adicción a la pantalla, sin que implique la eliminación total, porque la clave es el equilibrio y la moderación.
Si siente que usted o alguien de su familia tiene una adicción que limita su desarrollo y que necesita ayuda profesional, en Profamilia contamos con un grupo de profesionales de la conducta. Haga su cita de psicología a través del centro de contacto.
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