Por: Nahumry Toribio Rodríguez.
Psicóloga Clínica y Terapeuta Familiar
Cuando una pareja se separa o se divorcia, muchas veces la atención se centra en el conflicto, los trámites legales o en quién se queda con qué, el foco se pone en quién se va, quién se queda, cómo dividir bienes o a quién “le toca” el niño este fin de semana. Pero poco se habla del verdadero reto: el de ser padres responsables, consistentes y emocionalmente disponibles después de la ruptura de la relación de pareja.
Y aquí está la verdad sin anestesia, ser padre no se suspende con una sentencia ni con la distancia. El amor de pareja puede acabarse, pero el compromiso con los hijos debe mantenerse firme como un faro en medio del caos.
Los niños interpretan el mundo a través de las acciones de sus figuras adultas. Cuando un padre se desvincula emocionalmente tras la separación, el mensaje que el menor puede interiorizar es: “no soy lo suficientemente importante” o “yo tuve la culpa”. Estas creencias pueden provocar ansiedad, baja autoestima, desregulación emocional y hasta problemas de conducta.
¿Qué necesita un niño o niña después de la separación de sus padres?
Desde el enfoque psicológico conductual, sabemos que los niños aprenden por modelamiento, repetición y contingencia emocional. Si ven a sus padres peleando, ausentes o indiferentes, asumen ese modelo como normal. Si en cambio ven respeto, colaboración y límites sanos, se sienten seguros, incluso en medio del cambio.
Lo que más necesita un niño, niña o adolescente que vive la separación de sus padres es:
- Presencia emocional, no solo física.
- Rutinas predecibles y estables. Que cada uno cumpla con los acuerdos de visita y de manutención y cualquier otro acuerdo.
- Un ambiente libre de conflictos entre sus figuras parentales. Cuando un progenitor haba mal del otro, crea un conflicto de lealtades perjudicial para su salud emocional y mental.
- Escucha activa, validación emocional y acompañamiento. Apoyar las rutinas, límites y valores establecidos, incluso si no se está de acuerdo en todo con el otro padre.
Esto, en términos prácticos, es lo que significa ser un padre responsable, aunque haya una separación en la relación de la pareja.
Recordemos que la familia no se rompe con el divorcio, se reorganiza. Y en esa nueva estructura, ambos padres deben comprometerse a trabajar en equipo. La prioridad ya no es la relación entre adultos, sino el bienestar integral del hijo o hija.
Como terapeuta familiar, he visto cómo pequeños cambios en la comunicación entre padres separados pueden generar un efecto positivo duradero en la vida de los niños. No se trata de llevarse bien como pareja, sino de funcionar como una dupla efectiva y madura en la crianza
El progenitor que no tiene la custodia sigue siendo responsable. No pagar manutención o “desaparecer” emocionalmente daña al hijo, no a la expareja.
El verdadero amor paternal no se mide en presencia física, sino en constancia emocional. Padres separados, su hijo no necesita que sean amigos, necesita que sean adultos funcionales, emocionalmente disponibles y responsables, que le den la seguridad de poder contar con ambos para eso, aquí algunas recomendaciones:
- Establece llamadas o videollamadas regulares (mínimo 1-2 veces por semana).
- Participa en fechas importantes: cumpleaños, boletines escolares, actividades.
- Envía mensajes de afecto, videos, cuentos grabados, cartas o regalos con significado.
El conflicto de pareja no debe ser herencia emocional de sus hijos, la salud mental de la infancia es un reflejo de la madurez emocional de los adultos que los crían. Es tiempo de preguntarte:
¿Estoy actuando hoy, como el padre que mi hijo necesita?; ¿Estoy educando a mi hijo con mis heridas… o con mi conciencia y amor responsable?