La directora ejecutiva de Profamilia Magaly Caram, afirmó ayer que la institución se mantiene tocando las puertas de nuevos donantes para ofrecer los servicios y productos de salud sexual y salud reproductiva a bajos precios a la población que lo necesita.
Caram respondió preguntas de periodistas sobre el efecto de la orden que firmó el presidente norteamericano Donald Trump, que prohíbe de manera expresa que se utilicen fondos federales estadounidenses para apoyar a organizaciones civiles en el mundo que promuevan el aborto.
Explicó que “es una decisión que ya se tomó en el año 2001 cuando estaba el presidente George Bush en la famosa “Política de Ciudad México” o Gag Rule, y su contenido era similar al que contiene la decisión del presidente actual”.
Señaló que los republicanos siempre retiran el apoyo a las instituciones que ofrecen servicios de planificación familiar o que de alguna manera favorecen el aborto, aunque sea el que se realiza en condiciones especiales, mientras que los gobiernos demócratas lo retoman.
Aseguró que las personas que se benefician de los servicios de salud sexual y reproductiva de Profamilia no deben preocuparse, ya que las siete clínicas institucionales continuarán ofreciendo las atenciones acostumbradas.
“Profamilia no promueve ni ofrece servicios de aborto. Sí promueve la educación sexual y la planificación de la familia, y apoya la modificación del Código Penal para que éste sea realizado cuando hay riesgo para la vida de la madre, el producto del embarazo no es viable o cuando es fruto de una violación o incesto”. Aseguró que en este sentido, Profamilia no negociará sus principios.
Magaly Caram reconoció que esta medida del gobierno de Estados Unidos tendrá efectos en la región, que pueden provocar un aumento de embarazos no deseados, que a su vez podrían ser la causa del aumento de abortos realizados en la clandestinidad, con resultados predecibles.
En este punto precisó que en lo inmediato la situación afectará a dos programas que ejecuta Profamilia, uno sobre el virus Zika y el espaciamiento de los embarazos entre las parejas que lo deseen, apoyado por la oficina de Londres de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, por sus siglas en inglés), y el otro sobre Investigaciones Biomédicas enfocado en nuevas tecnologías anticonceptivas.