“Es mucho más que miedo a los espacios abiertos, es también temor por encontrarse indefenso o vulnerable, sintiendo que no pueden ponerse a salvo”
Por: Lic. Confesor Pineda, psicólogo clínico, terapeuta infantojuvenil
La agorafobia, a menudo reducida erróneamente al simple miedo a los espacios abiertos, es en realidad un trastorno de ansiedad complejo que va mucho más allá del temor a salir de casa. Desde mi experiencia como psicólogo, he observado que este trastorno tiene raíces profundas en la percepción de vulnerabilidad del individuo y en su capacidad (o falta de ella) para sentirse seguro en situaciones que escapan a su control.
Las personas que padecen agorafobia no solo temen los espacios abiertos, sino también a los lugares donde escapar podría resultar complicado o donde no pueden recibir ayuda en caso de experimentar un ataque de pánico. Por ejemplo, les puede crear ansiedad ir a un centro comercial, usar el transporte público, incluso una sala de cine o estar en una fila en el banco o en el supermercado.
El intenso miedo que sienten puede llevar al aislamiento social y afectar de manera significativa su funcionamiento diario, repercutiendo tanto en su vida laboral como en sus relaciones personales y familiares. En los casos más severos, el individuo puede verse incapacitado para salir de su hogar sin compañía, o incluso, no salir en absoluto. Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- Ansiedad anticipatoria frente a situaciones temidas.
- Palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar o sensación de ahogo al exponerse a los espacios temidos.
- Sensación de despersonalización.
- Miedo intenso a perder el control, desmayarse o morir en lugares donde la persona cree que no podrá recibir ayuda.
- Evitación persistente de situaciones que generen ansiedad, lo que refuerza el ciclo del miedo.
- Cambios en el estado de ánimo, como tristeza, desesperanza o irritabilidad, como consecuencia del aislamiento y la percepción de incapacidad.
Es común observar que muchos pacientes llegan tras largos períodos de evitación y frustración, usualmente cuando la interferencia en su vida cotidiana se vuelve insostenible. A menudo, la agorafobia está acompañada de ataques de pánico, lo que agrava el cuadro clínico y complica el tratamiento si no se aborda con una estrategia terapéutica adecuada. En muchos casos, existe una historia previa de trastornos de ansiedad o de eventos traumáticos que predisponen al desarrollo de este trastorno.
En el abordaje psicoterapéutico, se prioriza la psicoeducación: que el paciente entienda qué es la agorafobia, cómo se mantiene a través del ciclo de miedo evitación y cuáles son las alternativas para romper este patrón. Se trabaja también con técnicas cognitivo-conductuales.
El trabajo terapéutico es delicado y requiere de un vínculo empático y de confianza, ya que el miedo experimentado es profundamente real para el paciente. En muchos casos, también se integra apoyo psiquiátrico para el manejo farmacológico temporal, sobre todo con ansiolíticos o antidepresivos que ayudan a reducir la activación fisiológica asociada al miedo.
El tratamiento de la agorafobia es posible, requiere tiempo, consistencia y un abordaje personalizado, pero se pueden lograr buenos resultados. La recuperación no significa la desaparición total del miedo, sino el aprendizaje de nuevas formas de relacionarse con él, para que no domine la vida de la persona.
La clave está en empoderar al individuo para que recupere su libertad, su autonomía y su vida más allá del miedo. Parte del éxito terapéutico radica en fortalecer la autoestima y la capacidad de autorregulación emocional del paciente.
En definitiva, la agorafobia no es una condena perpetua, sino una oportunidad terapéutica para transformar el temor en un camino de autoconocimiento y crecimiento emocional. Como profesionales de la psicología, tenemos la responsabilidad de acompañar ese proceso con sensibilidad, ciencia y humanidad.
Educar a la población sobre este trastorno, reducir el estigma asociado a los problemas de salud mental y promover el acceso a tratamientos basados en evidencia son tareas fundamentales para construir una sociedad más empática y comprensiva.
Si eres víctima de agorafobia, es importante buscar ayuda profesional y adoptar estrategias de afrontamiento para reducir el miedo y mejorar tu calidad de vida. La agorafobia puede limitar significativamente tus actividades diarias y relaciones sociales.
En las clínicas de Profamilia estamos para ayudar. Para solicitar información puede comunicarse al 809-689-0141 extensión 0, también al WhatsApp del mismo número.
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