Tasmy Gómez, Coordinadora de Redes Sociales para el proyecto “Ampliando el Acceso: Asegurando la anticoncepción para gente joven en Latinoamérica”
Las necesidades en materia de anticoncepción y el acceso a servicios amigables de salud para los y las jóvenes y adolescentes en el país aún continúan insatisfechas. Así lo demuestra La Encuesta Demográfica y de Salud 2013 (ENDESA) y el informe “Vivencias y relatos sobre el embarazo en adolescentes” publicado por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas(UNICEF), en el 2014.
El país cuenta con un modelo de atención a adolescentes creado por el Ministerio de Salud Pública (MSP), el cual trabaja con profesionales del área de la salud para: “reforzar el uso de métodos anticonceptivos para la posposición del primer embarazo y el espaciamiento entre embarazos”, conforme lo establecido en sus Normas Nacionales para la Atención Integral de Adolescentes.
¿Sin embargo, en la República Dominicana la tasa de embarazos en adolescentes asciende a un 25%, una de las más altas en la región, de acuerdo al informe publicado por UNICEF. De igual manera, el informe detalla algunas de las causas tras este porcentaje como son el acceso a una educación sexual integral, la condición de pobreza del hogar, los ingresos de los progenitores, entre otras.
“Yo me casé y no sabía lo que era planificarme ni na, y salí preñá de una vez” [Madre adolescente, 16 años, Sabana Perdida].
Este testimonio, extraído de la investigación “El embarazo en adolescentes en la República Dominicana: una realidad en transición”, publicada en el 2011 por esta institución y el Centro de Investigación Materno Infantil Dr. Hugo Mendoza (CENISMI), puede ser extrapolado a las realidades de los miles de jóvenes y adolescentes que se embarazan cada año.
Según datos de la ENDESA 2013, una de cada cinco mujeres entre 15 y 19 años ha tenido hijos o ha estado embarazada. De igual modo se resalta que la prevalencia del embarazo y la maternidad adolescente se asocian directamente a la pobreza y la baja educación.
Los y las jóvenes necesitan tener la opción de poder decidir cuantos hijos tendrán y cuando lo harán, tomando en cuenta que las consecuencias de un embarazo no planificado incluyen ramificaciones tan perjudiciales como la no conclusión de los estudios, tal como lo documenta el 20% de adolescentes que abandonaron la escuela por haber estado embarazadas (ENDESA 2013).
La encuesta también arroja que las mujeres más jóvenes son las que presentan los mayores niveles de necesidad insatisfecha de anticonceptivos: 27 por ciento en las mujeres de 15-19 años.Más adelante, agrega que el 35% de los embarazos ocurridos en mujeres y adolescentes no fueron deseados en el momento que ocurrieron. Estos datos dan cuenta de la necesidad de incrementar el acceso a insumos que permitan a las jóvenes posponer un embarazo el tiempo que lo deseen.
De manera preocupante, las cifras de embarazo en adolescentes en el país continúan en aumento. El director ejecutivo del Consejo Nacional para el VIH y el Sida (CONAVIHSIDA), doctor Víctor Terrero, en declaraciones ofrecidas al periódico Hoy en el mes de febrero del año en cuso reveló que:“en el año 2015, 34 mil 453 de los partos, cesáreas y abortos en el país fueron de niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años de edad, lo que representa un 27.3 por ciento de los 240 mil registrados en promedio”.
El acceso equitativo de jóvenes y adolescentes a métodos anticonceptivos y de emergencia no solo prevendría los embarazos no deseados, sino también contagios de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH/SIDA, reduciría en sobremanera el número de muertes maternas y de abortos inseguros en el país y permitiría a los y las jóvenes llevar a cabo sus planes de vida.
Es responsabilidad de todos, y de todas, resarcir esta deuda pendiente con la población joven y adolescente de nuestra sociedad.