Muchas relaciones de pareja se tambalean por el crecimiento personal de uno de los dos y llegan a consulta por conflictos que no saben dónde se originaron.
En ocasiones la mujer se siente menos porque su pareja avanzó y ella no pudo lograrlo por quedarse cuidando los hijos o porque decidió apoyar a su pareja. Esto crea en ella un malestar que no lo sabe explicar, pero se traduce en baja estima, aislamiento, inseguridad y lo manifiesta con depresión y celos de todas las personas que se le acercan a su pareja.
En el caso del hombre, se da cierta envidia y recelo de que a su pareja le haya ido mejor que a él, sobre todo si cuando iniciaron él se vía con mejores posibilidades económicas que ella. Con frecuencia, al no saber manejar la situación y no evocar en voz alta sus preocupaciones y sentimientos, simplemente los acumulan y esta sensación negativa acaba traduciéndose en un profundo resentimiento hacia ella.
La humilla delante de otras personas, incluyendo amigos y hasta delante de sus hijos si los tienen, dejando a todos sorprendidos por su actitud, ya que reconocen en ella a una persona capaz y valiosa. Al no saber manejar la frustración, esto se transforma en una bomba de tiempo que pronto puede ser una amenaza para ella, convirtiéndose en un enemigo dentro de la casa, entonces se desarrolla un problemático patrón de comportamiento que dificulta mucho la convivencia diaria.
Es ahí donde comienza el viacrucis que puede ir desde insultos, burlas, descalificaciones y critica constantes a todo lo que ella dice. Es una forma de decirle “tú tienes mérito y has logrado muchas cosas en tu trabajo, pero aquí yo soy quien sé y mando”. Le pasa factura por sus éxitos y logros.
No expresan lo que sienten y lo que es peor, suelen acumular sentimientos de ira o rabia. En ese momento el miedo a perderla lo convierte en un troglodita, volviéndose “bruto”, como decimos en buen dominicano, pero esto sólo con ella. Todo lo que hace para no perderla se convierte en un boomerang y termina perdiéndola, pero después dice que lo abandonó porque se superó, pero no, lo abandonó por el trato que él le dio.
Mucho cuidado con eso, la pareja son dos personas que hacen equipo para echar adelante su principal proyecto, que es su matrimonio, su familia. Si la pareja no lo entiende así, estarán condenados al fracaso, que muchas veces ni saben por qué ocurrió.
Algunas recomendaciones:
No centres el éxito de tu relación en el poder adquisitivo que deseen lograr: Cuando una pareja centra toda su atención en adquirir bienes, lucir hermosos, lograr un estatus social y mostrar al mundo lo bien que les va en la vida, solo están sembrando insatisfacciones.
No debe existir el sentimiento de superioridad: Estas actitudes son muy peligrosas y las personas no las toleran durante mucho tiempo. Dejan a la pareja o se consiguen alguien «inferior a ella/el» pero que les haga sentir cómodos y no juzgados/as.
Recuerden que son equipo, no competencia: Si alguno en la pareja tiene éxito en un campo, progresa y avanza, no hay razón por la que la otra parte deba sentirse menos. En un matrimonio los dos avanzan cuando los dos se esfuerzan en sus respectivas esferas. Siempre ratifique que su principal logro es su familia incluyéndolo a él/ella.
Hacer cosas juntos que les den sentido y significado: Propongan metas comunes, que les satisfagan, que les llenen de energía y compromiso para luego cada uno enfrentar sus propios desafíos. Haga partícipe a su pareja de sus proyectos.
Trabajen juntos, que la envidia y el egoísmo no encuentren espacio entre ustedes: Cada uno preocúpese por el crecimiento personal, profesional y laboral del otro.
Tener buena comunicación que les permita la retroalimentación. Conversen de todo, especialmente de cómo se ven el uno y el otro dentro de x tiempo. Hágale saber a su pareja lo importante que es para el/ella.
Pero si aun con estas recomendaciones la situación no mejora, le sugerimos que busque ayuda con un terapeuta de pareja.
En la Unidad de Apoyo Emocional de Profamilia le podemos ayudar. Estamos ubicados en la Calle Socorro Sánchez, #160, Gazcue. Teléfono: 809 689 0141 Ext. 255.