“Es una herramienta que nos permite aprovechar todos los recursos que la vida nos va ofreciendo en el camino y así llegar más fácilmente a nuestras metas”
Karina Tolentino
Por: Pebbers González
Un plan de vida es importante en todas las etapas de la vida, porque ayuda a establecer metas claras, tomar decisiones conscientes y construir un camino hacia un futuro significativo y satisfactorio. Especialmente en la población adolescente, alienta el autoconocimiento, la motivación y la resiliencia para enfrentar los desafíos de la vida de manera efectiva.
Conversamos con Karina Tolentino, que fue multiplicadora voluntaria y luego educadora del Programa Jóvenes y Educación Comunitaria de Profamilia, quien enfatiza que “un proyecto de vida bien definido te ayuda a desarrollarte personal y profesionalmente, alineando tus acciones con tus valores y creando un camino coherente para alcanzar tus metas y vivir una vida más significativa”.
Pebbers González: Karina, ¿qué es un plan de vida?
Karina Tolentino: Es esa ruta que nos trazamos para convertirnos en nuestra mejor versión, pero eso tiene que ver con nuestro propósito de vida. El plan de vida no nos da propósitos, sino que parte de nosotros primero identificar qué es lo que nos genera bienestar y sentido de pertenencia. En función de eso, empiezo a tomar decisiones que me aproximan a aquellas cosas que yo quiero lograr o llegar a ser como persona.
PG: ¿Cómo te ayudó diseñar un plan de vida?
KT: ¡Ufffff tú no te imaginas!, me ayudó muchísimo porque me dio propósitos, me permitió tomar decisiones para encaminarme a esa versión que yo quería lograr, y con eso se redujeron muchos factores distractores, también me ayudó a priorizarme y a desarrollarme como ser humano, y no me refiero solo a cómo generar riquezas.
Muchas veces consideras que estás bien porque consigues cambiar de estatus económico, sin embargo, a veces tú puedes ganar más dinero, pero no sentirte un ser humano pleno con eso. Entonces, tener un proyecto de vida me ayudó a sentirme cómoda conmigo y a involucrarme en cosas que yo sintiera que le aportaba a mi entorno, que dieran sentido a mi vida.
Además de que contribuye al desarrollo y bienestar futuro, también impacta positivamente en el presente, recordándonos que la vida es ahora y representa un factor protector importante para la salud mental.
PG ¿Consideras importante tener un plan de vida?
KT: Mira, tener un plan de vida nos ayuda a priorizarnos, a tomar decisiones que nos generen bienestar, a rodearnos con personas y espacios que nos conecten con nosotros. Pero para yo tener un plan de vida me remito al inicio de que tenemos que conocernos, saber cuáles son nuestras habilidades, qué cosas nos gustan, qué es lo que nos hace sentir bien.
Y no es estar siempre feliz, la alegría o la felicidad es una emoción y cuando esa emoción se va, ¿qué queda? Es un estilo de vida que me lleva a una meta.
Tener el proyecto de vida ayuda a que esa versión de mí que yo quiero ser sea posible y lo logro por etapas o por secciones planificadas de manera integral. Siempre hay que diseñarlo pensando en tu propósito de vida, nunca pretender que el proyecto de vida te diera propósito, porque solo alcanzarás el vacío.
PG: ¿Karina, tú crees que funciona para todos de igual manera el plan de vida?
KT: ¡Claro que sí! Ahora, no es lo mismo el plan de vida de un adolescente, de un adulto joven, de un adulto de edad media o de un adulto mayor. Son momentos totalmente diferentes, objetivos de vida, proyectos, visión, aspiraciones distintas.
Entiendo que cada ser humano dentro de su ciclo vital tiene que encontrar su chispa interna y en función de eso tomar decisiones desde un gran todo. Y me parce importante saber diferenciar entre los proyectos personales, los proyectos familiares o los proyectos de las expectativas sociales, porque esos podrían ser parte de la visión integral de tu plan de vida, pero solo si enriquecen tu enfoque personal.
PG: Parece un poco complicado, ¿cómo tú definiste o elaboraste tu plan de vida?
KT: Yo inicié a construir un proyecto de vida en mi adolescencia y lo primero que hice fue sanar. Hice un balance de mi situación personal en ese momento, incluida mi salud; miré mi entorno familiar, me pregunté qué quería hacer con mi vida, a dónde me quería llevar a mí misma. Son preguntas que cuando nos las plateamos, quizás no tenemos respuesta, pero que es necesario tenerlas presentes, porque creo que en eso también consiste el plan de vida, en cuestionarnos y respondernos con sinceridad y si no tenemos la respuesta, saber que tenemos que trabajar en eso.
A veces, como en mi caso, se necesita la ayuda de profesionales, pero también tuve una red de apoyo a nivel social de pares y ahí entra el programa de jóvenes de Profamilia, entra otras redes juveniles. También entran mis amigos y entra mi familia, que se hizo consciente de lo importante que era validarme como persona. Después que hice ese proceso de sanar, de empezar a explorarme, de reconocer posibilidades, oportunidades, debilidades y fortalezas, empecé a tener algunas ideas de por dónde enfocarme.
Hay un refrán que dice, el que no sabe para dónde va, ya llegó. Y es cierto, si tú no tienes idea de lo que quieres hacer, pues sencillamente van a pasarte oportunidades y tú no las vas a ver y ahí entra el plan de vida.
Y hay un detalle, puede sonar bonito y rendir sus frutos lo de tener un plan de vida, pero nadie ha dicho que sea fácil. Lo que más ayuda es la disciplina, la forma en la que tú te vas esforzando en trabajar en tus propósitos.
PG: Desde tu experiencia, ¿qué recomendaciones le darías a la gente joven, a la población adolescente?
KT: Bueno, número uno, conócete, conócete de verdad, abrázate. A veces abrazarnos es incómodo, porque nos hace ver cosas que nosotros no queremos ver, porque pueden ser dolorosas.
Conoce tus habilidades e identifica lo que te da sentido, qué es lo que te hace sentir bien, qué te hace sentir que quieres aportarle al mundo.
No tenerle miedo al fracaso. Un principio bueno es que aún en el fracaso hay enseñanza y hay aprendizajes.
Comprométete contigo. Cuando tú te pones al centro, de verdad, que te ves como protagonista de tu historia, te sientes la super estrella de tu espectáculo, te vas a priorizar de otras maneras.
Cuídate, duerme bien, relaciónate con personas que compartan tus valores y aspiraciones, porque a veces tenemos tanto miedo a sentir que caminamos solos, que nos metemos en zapatos que no nos quedan.
Sobre todo, desde mi experiencia puedo decir que la vida no es un camino recto, tiene altos y bajos. A veces cuando tú crees que vas a caminar, terminas volando y viceversa. Tener éxito depende de ti y de lo que tú definas por éxito, pero eso tiene que ver con lo que le da sentido a tu vida.
Los proyectos de vida pueden cambiar y renovarse. Cuando tú alcanzas tu tope ya, de lo que tú propusiste, viene la gran pregunta, y ahora, ¿qué sigue?, ¡pues reenfocar y enriquecer tu proyecto de vida para seguir creciendo!
Y tú que nos lees, ¿tienes un plan de vida? Cuéntanos cómo te va, que experiencia puedes compartir con otras personas jóvenes que definen su camino.
¿Quieres elaborar un plan de vida?
En los servicios de psicología te pueden acompañar en la construcción de proyectos de vida en todas las etapas del ciclo vital.
Si necesitas alguna guía o acompañamiento, solicita una cita de psicología a través del contact center, o contacta en las clínicas Profamilia por el Programa Jóvenes y Educación Comunitaria que incluye en su marco de trabajo el proyecto de vida como contenido temático.